Tierra santa de músicos y artistas
declaras tu amor al viento, vencedora
destilas tus rimas y versos en revistas
en el pecho de los corazones que te adoran.
Sueño con tu verso mientras deliro
sobre el rio de los tantos que te aclaman,
eres la estrella, la razón de ser, el suspiro
eres tú la vedet que arde como llama.
Tus muchos hijos bastardos te revelan
cuánto amor aún conservas en tu pecho
en tus calles, tus casas, tus haciendas
en tu mar represado, en tus secretos.
Acunaste mi cuerpo como sutil espíritu
cantaste melodías a mis pies extraños
hambrientos de kilómetros, charcos y ritos
sedientos de desnudarse en medio del océano.
Siempre vuelvo, aunque no lo creas
siempre estás en mí, tierra sagrada
cuelgas de mi memória como tela
tatuada en mi brazo vas firme, agarrada.
Son tus cafetales tu pan y tu vino
y como cabellera la peinas orgullosa,
en tus frutos tostados repartes el cariño
de la negra bebida que recitas como prosa.
Muestras la sensualidad de tus mujeres
que al sur de las “Gerais” ya nacem hermosas,
y como rios de miel destilam sus placeres
en los brazos de tus montañas generosas.
Verde siempre serás y nunca difunta
temprano en vez de tarde, fuíste la primeira
en aceptar tus hijos sin hacer preguntas
en la muerte serás siempre última ...
Tres versos tengo en la punta de mis dedos
y con una “bituca” encenderé tus encantos,
y sin estorbos, con fé y sin secretos
los devolverás al mundo con tus cantos. 
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