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domingo, 3 de março de 2013

NOSTALGIAS DE LA HABANA (ESPAÑOL)


La Habana nunca fue Libre
en la esquina de Coppelia
donde los maricones
eran presos a granel,
y en 23 y 12
manipularon las estrellas
los que en enero llegaron
en tanques sin chofer.

El Yara me guiña un ojo
como a un soldado raso
y el Gato Tuerto se hace
el ciego cuando me ve,
La Zorra y el Cuervo
nunca me cerró el paso
cuando no sabía lo que hacía
ni lo que tenía que hacer.

El Benny con su bastón
va dirigiendo su orquesta
con Meme Solis cantando
junto con los Van Van,
Irakere con Chucho
no dejan dormir la siesta
con los sonidos que crean
Paquito y Sandoval.

La Giraldilla sonríe
a los amantes en el muro
del Malecón que sufre
los azotes del mar,
El Morro se deshace
con sus cañones de uso
en la Bahía que llora
por sus hijos que se van.

El Monte Barrreto pinta
con hoteles sus ojos
y en la 5ta. avenida
las putas sueñan en partir
en un avión sin alas
en un barco de antojos,
en un soplo de vida
que las ayuden a vivir.

En La Tropical gané
los sonidos del cuerpo
con la música casino
y bañado en sudor,
con la cerveza de perga,
y las mulatas sin puerto,
la madrugada era un circo
y yo, un gladiador.

La Playita de 16
sigue el curso de los peces
y en Miramar te enamoras
entre el cielo y el mar,
sus casas Art Deccó
nunca pasaron de moda
y los almendrones te llevan
a donde no puedes llegar.

El Ambassador me rompe
la cabeza de un golpe
con su "M" que abre
las olas como el mar,
La Cocinita me sirve
el almuerzo con suerte
y Las cañitas del Habana
no me dejan llorar.

Tropicana me invita
a un encuentro de locos
en las caderas sueltas
de sus mulatas como volcán,
Habana Club no se me niega
y se me aguan los ojos
cuando pienso que aun vivo
cuando ya muchos no están.

La calle 23
me mata y no me paga
me arrastra en los Camellos
sin despeinarme el bigote,
el sudor me derrite,
los olores me embriagan
y me dejan bien seguro
en el parque de El Quijote.

El Conejito se escapa
El Cochinito hace bromas,
La Roca se me mete
entre los ojos y la piel,
El Polinesio me invita
a una mesa sin colas
y El Nacional me promete
que me será siempre fiel.

La Lancha de Regla me lleva
a Guanabacoa urgente
y los orichás me salvan
la vida en el fogón,
por fin entiendo el mundo
en la Esquina Caliente.
Debían enseñar en la escuela
la filosofía del beisból.

Soy de La Habana, compadre
a mucha honra, de pura cepa
soy de esa ciudad que viene
y si la dejas, se te va,
soy de esa Habana que trepa
por el tronco de las sienes
que se aparece en tus sueños
y sin pedirte, te da.

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