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quinta-feira, 22 de setembro de 2011

NEW YORK, NEW YORK!! (ESPANOL)


Alguien le cantó una vez a la ciudad que nunca duerme.
Como aquel ángel que extendió sus alas después de dar a luz
New York se niega a ser socorrida, a ser predecible
y como una águila aparece ante los ojos de los que la visitan
pareciendo que no duerme, que no reposa. Mas ella duerme,
se disfraza de edificios y de luces para confundir el corazón
de los que la adoptan con miles de justificaciones y proyectos.

La ciudad de cientos de caminhos
no se cansa de ir por ahí y visitar sus viejas casas vestidas con escaleras,
no se cansa de murmurar sus músicas cantadas y lloradas
en las bocas de los negros que la inventaron por dentro,
en las manos de los blancos que le llenaron los dedos con diamantes
y en la fé de sus patriotas que le nacieron como homenaje.

La ciudad de los peldaños
me confunde con los secretos que guarda en las alcantarillas de sus manos,
en los ladrillos rojos que visten sus casas y catedrales los fines de semana
pues desde su nacimiento viaja entre sus chimeneas
traducida en metáforas y letras de canciones,
desde varios siglos acomoda su mirada amordazada
en la noción que todos tenemos de ella misma,
y sin compasión arremete dagas en la piel de sus enemigos por decreto
que le declaran la muerte todos los años y sin excepción la odian
con la voracidad de sus huérfanos y viudas.

En esta ciudad-mar
donde los peces son muchos y los pescadores son pocos,
te das de narices con los espejos emboscados en sus calles y recodos
donde te ofrecen corazones rotos y hasta lágrimas congeladas,
y por detrás de todos sus gritos de victoria
mantiene en vilo los agujeros que un día fueron sus ojos,
herida como un ave Fênix  se levanta de los escombros,
proyecta tubos de luces en el cielo en forma de rascacielos fantasmas,
y con el peso de sus leyes al borde del abismo yergue murallas
entre los que un día la amaron sin condiciones,
entre los que le ofrecieron su sangre sin medir distancias
y entre los que derramaron su sudor, su esperma,
o colocaron su espalda para recibir azotes.

El sueño de esta ciudad condenada a muerte y siempre sentenciada
que escapa de sus verdugos como por arte de mágia,
puede que tenga otras pesadillas, pero mejor no …
mejor la dejen tranquila, mejor la dejen
pero no la dejen del todo,
pues esta ciudad está vencida por el sueño
-  y por los sueños -,
sus sueños y pesadillas se proyectan como dos soles en un caleidoscópio,
se mezclan entre sí dentro de un tubo de metal que le apunta a la cabeza,
haciendo girar el tambor como en una ruleta rusa moderna
y despertándole los miedos que le nacieron con los siglos.
... Rusia, por cierto, ya no dispara nada…

Esta tierra hecha de estatuas, guirnaldas y colores,
que habla tantas lenguas tal vez ni sabe que le hice trampas,
que le vendí mi alma con todas mis cicatrices,
que me aproveché de su sueño y le corté el rastro,
para que no supiera ni ella misma reencontrarse.

Cuando viajas sobre sus calles y rieles bajo tierra
sientes el corazón de los que no murieron,
los que respiran el viento iracundo del rio Hudson
y se arrastran por ese chirriar de frenos y portazos
por dentro de las venas de hierro que le crecieron con los años.

La ciudad de tantos puentes
me embrujó con su gran parque en el medio de todo
siempre lleno de hojas y espejos hechos de agua
inundado por un mar vestido de blanco,
y dentro de mis cartílagos sentí calor en pleno invierno
cuando llegó la música de Lennon a los oídos y al pecho,
estuve arrodillado en el medio de las flores que le crecieron en el corazón
sin tener otra alternativa a no ser derrotar las puertas del Dakota
que lo vieron morir como Quijote de la melodia.

La ciudad de los lujos y las excepciones dibuja con los colores de la tierra
este mundo de ateos, creyentes, narcisos y pusilânimes,
y sin esperar por nada ni por nadie les regala las flores de sus palcos
a los incrédulos que la oyeron cantar,
a los bohemios que la vieron desnudarse en el medio de la calle
y a los felices embusteros que la sintieron en las notas de un blues.

Esta gran manzana con cáscara dorada
hasta ahora no pudo ser comida, devorada
y el temor de encontrar las semillas que atragantan el alma
reviraron el estómago de los guerreros más audaces,
porque habría que tener la boca bien grande para zampársela:
de una sola mordida no podrian comerse la esencia de su cuerpo.

Esta ciudad dormida te tiende trampas,
como si fueras un niño juega, no te respeta y miente
mientras usa las cartas marcadas
que esconde sin remordimientos debajo de la manga,
te come el alma y después decide hacer las preguntas,
respira tus desventuras, miedos y cuentas saldadas
para después vender tus esperanzas y violar todos tus secretos.
Como en una aduana, te revisa sin pedir permiso,
se aprovecha de todos los que pasan de un lado a otro de la vida,
e sin ceremonias urga debajo de la piel, coloca a la vista los naufrágios
que acabaron olvidados debajo de los huesos,
después de haber padecido tantos dolores ...

Pero esta ciudad sin respuestas está perdiendo el aliento,
está perdiendo el control de si misma,
ese control que todos desean y toda la fuerza que ya tuvo
se virará y la morderá en lo más blando,
se convertirá en ese polvo de estrelas
que ves cuando hundes la cara en el asfalto,
cuando sangras para ocultar las desesperanzas que ganaste de la vida.

Pero no la culpemos por nada, no la delatemos,
no la tomemos por sorpresa,
porque me gustaria soñar una vez más
con esta noche que recién comienza
para salvar esta tierra que tengo entre las manos
entre los surcos del cerebro y las encrucijadas del alma,
pues estas calles con números me abrieron sus piernas como puertas,
y las luces que ví proyectadas en el final del túnel
son ahora la ruta necesaria para sanar las heridas
y purgar los “pecados” que cometí cuando era un adolescente.

Sólo sentimos este odio sin medida por las mujeres que ya amamos
y nos abandonaron sin más ni menos en el medio del camino,
eso lo sabemos desde los primeros años
en que nos llevaban de la mano los mayores para cruzar las calles de la vida
en puntillas de pies y en silencio,
ahora sé que era para no despertar esta ciudad violenta y delicada,
tímida y agresiva, feliz, indecente e iluminada,
... santa y terriblemente austera ...

Por eso reconozco todos los motivos para cantarle a esta ciudad
en esta noche de miércoles que se cubrió de blanco y de despedida,
para pintarla sin las sombras que me enseñaron,
para soñarla con todas las luces, insomnios y fracasos
como en haria en un viaje dentro del cuerpo de sus muertos
y que hoy sirven como bandera,
decidido a secuestrarla por los pocos pocos minutos que me permite
y como goloso gusano me decido a habitarle
las células que hacen volar sus alas.

Andando en esta noche cabizbajo y perdido en el asfalto,
decidí no abandonar nunca más mis sueños disfrazados de persianas
que abrí tantas veces en las ventanas de esta vida.
Sentado sobre esta hoja de papel en plena madrugada
es mi deseo que esta ciudad virgen y tantas veces violentada
no sea más la misma, que no vuelva a ser aquella,
mas que continúe vestida de princesa.
Sentado en el borde de esta noche blanca y casi amaneciendo
yo apenas vine a recordar a Whitman, el poeta de todos,
el poeta del alma y del cuerpo…








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